NUNCA ES LO QUE CREES. ORIENTACIONES PARA BUSCAR LA RAÍZ DEL DOLOR.

¿Cómo es que algo tan pequeño a veces causa tantos estragos? Cuando experimentamos un dolor (físico o emocional) repentino , buscamos una causa para justificarlo. Pero casi nunca es lo que identificamos a primera vista. Ahora te cuento una manera para buscar la verdadera raíz del dolor.

¿Cómo es que algo tan pequeño a veces causa tantos estragos? Cuando experimentamos un dolor (físico o emocional) repentino , buscamos una causa para justificarlo. Pero casi nunca es lo que identificamos a primera vista. Ahora te cuento una manera para buscar la verdadera raíz del dolor.

Había pasado tiempo desde que no tomaba apuntes, así que mi capacidad de síntesis y de inventar siglas habían disminuido mucho hasta hace un par de meses, que comencé nuevamente a estudiar de manera formal .  Eso se suma a que tengo buena capacidad de escribir lo que tengo en mente, mientras sigo escuchando la clase. Así que las hojas se llenan una tras otra, y mi muñeca no descansa.


Seguro has vivido aquello que pasa cuando haces una actividad repetitiva e intensa con un grupo pequeño de músculos y tendones. Se fatigan y eventualmente se inflaman y te sumas bastante pronto a la multitud de amigos de las tendinitis. Así fue al menos para mí, y estuve un par de semanas culpando a los apuntes. Pero llegó un punto en que tomé consciencia de que no fueron los apuntes ni los cuadernos  las fuentes de mi dolor.


Nunca pre-calenté las manos antes de la clase. Ni estiré luego de las 3 horas de clases. Ni compensé el desgaste con alguna compresa caliente y alguna crema antiinflamatoria. Digamos… todo eso que yo sugeriría a los demás como prevención de lesiones en un nuevo escenario como el mío. Pero no sólo pillé esa incoherencia, hoy veo algo más . Por lo demás, esa incoherencia no es la raíz del problema.
Me tardé semanas en llegar a la verdadera raíz: definitivamente no fueron los apuntes. Tropecé con el mismo palito que tantos tropezamos: en el momento de empezar a percibir el dolor, ya venía -inconscientemente- acumulando tensiones y desgaste en el brazo derecho que no percibí antes,  venía usando mi brazo en modo automático…


Durante las horas que he pasado armando proyectos y aprendiendo cosas en internet, ahí estaba mi manito derecha entre el mouse y el teclado, lejos de mi consciencia.


Durante las horas que me paso jardineando con el chuso, la pala, la tijera de podar…
Durante las horas de conducir, entre la palanca de cambios y el manubrio…
¡Y en cuántas actividades más!


La prisa en dar explicaciones a lo que nos pasa, explicaciones rápidas pero a menudo superficiales, me obligó a culpar a los inocentes apuntes, que sólo rebalsaron el vaso. De hecho, podría estar agradecido de ellos en vez de rencoroso, porque me mostraron un punto ciego de mi cuerpol.

Eso hace el dolor, muchas veces. Nos muestra aspectos de nuestra vida física o emocional, que no estábamos atendiendo hasta el momento. Y podemos estar agradecidos de captarlo y atenderlo cuando aparece, porque si “lo dejamos estar”, a menudo se cronifica. Nuestro cuerpo empieza a compensar por aquí y por allá, y de pronto lo que podría haberse resuelto con relativa facilidad, se vuelve un problema complejo que involucra numerosos grupos musculares y requiere muchísimo más tiempo y recursos para acabar con el dolor.

Pero no sólo existe el dolor físico. Con los dolores emocionales y psicológicos, pasa lo mismo, tan solo que los signos a los que debemos estar atentos, son otros.

Hay muchas cosas que nos molestan en nuestra cotidianeidad.  Pequeñas cosas que la mayoría vamos a acumulando hasta no poder más, y terminamos explotando ya sea en llanto o en ira. La misma metáfora de la acumulación podríamos aplicársela al estrés, por cierto. No es “una cosa” la que nos sobrepasa de exigencia, es la suma de una infinidad de pequeñas cosas, y allí también el vaso se rebalsa…. con lo que sea.

Recordemos un día cualquiera, de esos no tan buenos, llenos de imprevistos ingratos, de tropiezos, de olvidos, de sorpresas amargas. Esos días existen. Uno se levanta medio tarde y entre el apuro, tienes que volver 1, 2 o 3 veces a casa a buscar algo que olvidaste. Ya definitivamente tarde al trabajo o el estudio, la locomoción decide demorarse más de lo usual, no hay asiento en el bus, o el chofer directamente no se detiene a recogerte. Luego te das cuenta que olvidaste completar una tarea indispensable para el día y suma y sigue…

A la tarde, a veces más vencido que otras veces, llegas con 100 nuevos pendientes, y tu gato no hizo precisamente en su cajita. Es entonces cuando tu inocente gato, el que te ha regalado tantos momentos de risa y ternura, se convierte en la causa de todos los males del día y merecedor -al menos- de un grito o una cara fea. Pero, ¿qué culpa tiene tu gato? Los gatos hacen cosas de gato, son en gran medida predecibles,  sin embargo a ti te parece tan sorprendente e inaceptable su conducta… ese día.

Dejémoslo con los gatos, porque ellos viven más bien libres de remordimientos y no cargan heridas emocionales difíciles de sanar, como los humanos. Incluso, es probable que tú, con tu explosión de ira,  le seas indiferente. Por eso, permitámonos el ejemplo con tu gato y no con tus amigos, tu familia, tus convivientes. Esos son más delicados, más sensibles . No querríamos responsabilizarlos así de pronto, de nuestros malos días.

Y de hecho,  creo que nadie querría hacer eso. Pero lo hacemos, porque cuando estamos “hasta la coronilla” con una emoción desgastante, perdemos el control con facilidad. Y nuestra capacidad de regulación emocional es limitada. Muy limitada, como nuestra voluntad.

Para ponerle la guinda a la torta, demos unos pasos atrás y veamos el cuadro en su contexto. Porque ese día pertenece a un mes, un año y una vida, finalmente. Tu vida. Y todo lo que se ha ido acumulando, esas vivencias emocionales difíciles “sin procesar” (por ponerles alguna etiqueta simple) siempre empujan por expresarse de una manera u otra, y se enredan lejos de tu consciencia, en ese territorio inconsciente que Jung llamó “la sombra”.

Pero es posible desenredar esa madeja de sentimientos y memorias. De eso se trata el proceso de autoconocimiento. De todo lo que te he comentado en este rato juntos, de hecho:

  • de tomar consciencia cuando lo que sentimos tiene elementos externos (el gato), pero también internos (los malos días… sumados) y de entrenarnos en esa competencia introspectiva de sopesar cuál representa la mayor motivación de nuestras emociones actuales;
  • de construir el hábito de encontrar las madejas enredadas y de desamarrar los nudos;
  • y de estar suficientemente atentos como para acoger en nuestra consciencia, con una actitud de aceptación incondicional, todas las emociones que vivimos, en el momento en que las vivimos. Para que no se hundan tantas en las profundidades de la sombra, de donde nos costará un poco más encontrarlas.

El camino de la autorrealización, autoconocimiento o de espiritualidad, si se quiere nombrar de ese modo, requiere de estas prácticas introspectivas. Porque, siendo sinceros, (casi) nunca son los cuadernos ni los gatos, solamente.

Ahora aquí estoy con la compresa caliente y mi aceite de jengibre tratando de recuperar el brazo, mientras sigo con todas mis actividades, tratando desde ahora de estar un poquito más consciente de mi cuerpo en todos sus rincones, intentando atender a las inevitables tensiones antes de que se enreden, se escondan y se empiecen a acumular sobre mis hombros (o sobre mi corazón).


Gracias por leer esta reflexión. Espero te sirva para re-pensar tus propias experiencias, aunque sin dudas, hay mucho que agregar y que aclarar. Hay dolores y desafíos que podemos ir procesando sobre el camino, y hay otros para los que necesitamos ayuda. Para eso es la psicoterapia, es un espacio de pausa en tu vida para procesar tus experiencias y empezar a tejer un futuro diferente.


Por cierto, me encantaría leerte en los comentarios:¿Has tenido de esos días?  ¿Has sentido esos pesos invisibles que se van acumulando con el correr de los años?

Con cariño,
Cristóbal

WP Feedback

Dive straight into the feedback!
Login below and you can start commenting using your own user instantly